
No me han gustado nunca los libros que se anuncian con la banda de papel como esta que pone: “12a edición. Carrère vuelve a deslumbrar. Memorable (Sonia Hernández, La Vanguardia)”. Luego el comentario de Miguel Mora del País, Rafael Narbona del Mundo, Llàtzer Moix otra vez de La Vanguardia y finalmente el de Pablo Martínez Zarracina de Pérgola). No tengo ni remota idea de quien es Sonia, Miguel, Rafael, Llàtzer y Pablo. Y no me importa. No sé porque subrayan los medios. Ni me importa. Si me cabrea el hecho que se suponga que deba saberlo. Tampoco entiendo porque a Pablo le ponen el segundo apellido cuando al resto le han puesto el primero. Como si hubiera cosas que se deban saber. Y Pérgola no sé qué medio es ni gastaré mi tiempo en a buscarlo.
Este libro es demasiado bueno para ir haciendo caso a estrategias comerciales vetustas. Y si hicieron 12 ediciones desde 2013 hasta 2016, nunca te dirán cuántos ejemplares salieron de cada una. O si se vendieron todas. O si se fueron todos los ejemplares a un almacén de alguna región remota España. Y el libro es bueno. Se lo regalaron los reyes a mi hermano hace cinco años según se deduce de la firma de la segunda página: es de mi hermano y se lo trajeron los reyes en 2017. Mi hermana también me dijo que era bueno. Te gustará más que el de Yoga, ya verás, me dijo ella. Y tenía razón. Bueno mi hermana acostumbra tener la razón en varios campos, en los que sin duda está la literatura. Y mis hermanos tienen una competición soterrada, y siempre negada, o inventada por mí, que consiste en ver quién se lee más libros de novela novela. Y Carrère es novela novela. Y claro cuando los dos te dicen que Limónov te va a gustar ¿Pero de qué va? Nada léetelo. Y va y te lo da, mi hermano en este caso, no hay más que leerlo. Si mis hermanos están de acuerdo que un libro es bueno, ¿de qué me sirve que me lo diga Sonia, Miguel, Rafael Llàtzer y Pablo en esta banda roja que molesta al agarrar el libro al leerlo?
Al libro. No os pasado nunca que habéis topado con alguien y te dices para adentro: si fuere periodista le haría una entrevista, si tuviera una cámara, y supiera utilizarla le haría un reportaje, pues Carrère le hizo un libro. Porque hay vidas que son de película y Emmanuel Carrère escribe novelas. De ahí que tengamos este pedazo de novela biográfica de un tal Limónov. A mí me sonaba de que se había presentado a una elección en la Rusia de Putin. Cuando se lo dije a mi hermano me contestó insistiendo: y muchas cosas más, léete el libro.
Y ayer me lo acabé, esprintando como me leo los libros que me apasionan. Me pasó recientemente también con el del Hijo del Chofer de Jordi Amat y Aquí no hem vingut a estudiar de Enric Juliana.
Cito la página 332, cuando ya tenía claro que el libro merecía una reseña:
“Hay que reconocerle una cosa a este fascista: sólo ama, y solo ha amado siempre, a las minorías. Los flacos contra los gordos, los pobres contra los ricos, los cabrones que admiten serlo, tan raros, contra los virtuosos que son legión, y por errática que parezca su trayectoria, posee una coherencia que consiste en haberse puesto siempre, absolutamente siempre, de su lado.”
El libro tiene 396 páginas así que a la página 332, cuando yo ya estaba entregado a mi sprint de lectura, este párrafo tenía mucho sentido. Y el lector encontrará el sentido si se ha leído las 331 páginas previas. Si no lo hace ya me ocupo de ello al final de esta reseña.
Pero para no desvelar más de la trama del libro, de la vida de Eduard Limónov, como hizo mi hermano conmigo, voy a esbozaros como este libro me ha ido convertido en un fascista. Que espero que sea un fascista transitorio y leve. Como le deseamos a alguien que ha contraído el virus del momento. Porque hay libros que afectan, y este me ha infectado. Mi carácter ha ido cambiando a un carácter más seco, asumiendo que ponerse de acuerdo con el otro es muchas veces inútil y otras tantas, cansado. Más vale hacer que hablar de hacer, cansa menos. Hacer lo que había que hacerse, porque durante la lectura uno cocina, trabaja, se relaciona, duerme. Y hace lo de siempre y lo hace pero de una forma más seca, que le llamo fascista, es decir como lo haría Limónov. Porque los buenos libros son buenos porque nos cambian, nos modulan el carácter, aunque sea solo durante un rato. ¿Qué haría Eduard en mi lugar ahora? Seguramente mandaros a la mierda a todos, atención yo no lo haría lo haría Eduard, porque es muy fácil no leer esta reseña y es mucho más difícil, estadísticamente hablando, leerla. El mérito es que debe haber miles de reseñas más buenas que esta para estar perdiendo el tiempo leyendo esta que además no cuenta nada sobre el libro. Así que, si no te vas a leer el libro, si no has llegado a leerte el final de toda la reseña que no llega a las mil palabras, no lo sabrás, no te importará, pero te habré mandado a la mierda. Porque habrás sido un mierda. Tú no, porque has llegado al final. Y al final no llegan los mierda, aunque fracases, no es ser un mierda llegar al final. Bienvenidas, bienvenidos a la apasionante vida de Eduard Limónov. Bienvenidas, bienvenidos a la prodigiosa escritura de Emmanuel Carrère.
Título del libro: Limónov
Autor: Emmanuel Carrere
Editorial: Anagrama, 2016
Traducción: Jaime Zulaika
Web de la editorial: https://www.anagrama-ed.es/libro/panorama-de-
narrativas/yoga/9788433980847/PN_1042